Hoy nos haremos eco de esta noticia publicada en el New York Times, conforme con 3 estudios recientes, el ejercicio puede ser un tratamiento efectivo contra la depresión e inclusive podría asistirnos a no caer en ella. Estos estudios reúnen los resultados de investigaciones precedentes en las que participaron más de un millón de hombres y mujeres y, en conjunto, sugieren meridianamente que efectuar ejercicio regularmente afecta nuestro cuerpo y cerebro de tal modo que nos vuelve resistentes a la desesperación.
A lo largo de un buen tiempo, los científicos se han preguntado si el ejercicio físico afecta la salud mental y de qué manera lo hace. Si bien sabemos que el ejercicio altera el cuerpo, todavía no es claro de qué manera este afecta el estado anímico y las emociones.
Los estudios que se han hecho anteriormente a veces han generado confusión en vez de aclarar el género de conexiones que hay entre cuerpo y psique. Ciertos ensayos controlados y aleatorizados han encontrado que los programas de ejercicio, los que de manera frecuente implican una travesía, calman los síntomas en las personas con depresión grave.
No obstante, muchos de estos estudios son parcialmente pequeños o bien tienen otras deficiencias científicas. Un análisis esencial de estudios relacionados con el ejercicio y la depresión efectuado en dos mil trece concluyó, con base en la patentiza libre en ese instante, que era imposible establecer si el ejercicio mejoraba esta condición. Otros análisis precedentes asimismo se han preguntado si la patentiza ha sido suficientemente clara para aseverar que el ejercicio puede prevenir la depresión.
No obstante, un conjunto de estudiosos sobre salud pública en el campo internacional estimó que estudios recientes y un análisis más estricto de la patentiza estadística podrían ofrecer razonamientos en favor del ejercicio como tratamiento y protección contra la depresión.
Con lo que, para realizar estos nuevos análisis, primero reunieron todos y cada uno de los datos más recientes y los estudios mejor diseñados sobre depresión y ejercicio.
Después, en el que quizás sea el más renovador de estos nuevos estudios, publicado el mes pasado en Preventive Medicine, se concentraron en la cuestión de si el ejercicio podía asistir a eludir que una persona desarrollase depresión.
Los científicos sabían que muchos de los estudios precedentes en torno a este tema habían dependido de que las personas reportaran la cantidad de ejercicio que hacían. No obstante, los humanos tendemos a ser poquísimo fiables en lo que se refiere a lo que recordamos sobre el ejercicio que hicimos.
Con lo que los estudiosos decidieron utilizar solo estudios que habían medido de forma objetiva el acondicionamiento aeróbico de los participantes, el que aumenta o bien reduce en dependencia de cuánto se ejercita alguien. Además, determinaron la salud mental de sus participantes con una prueba estándar al comienzo y al final de los estudios; el tiempo de seguimiento demandó que los estudios se realizasen a lo largo de por lo menos un año o bien, de preferencia, más tiempo.
Por último, hallaron múltiples estudios anteriores a gran escala que cumplían sus criterios. En conjunto, contenían datos de más de 1.140.000 adultos, hombres y mujeres.
En este más de millón de personas, la relación entre estupenda condición física y salud mental resultó ser notable. Cuando los estudiosos dividieron el conjunto en tercios, con base en la capacidad aeróbica de las personas, aquellas con menor condición física eran setenta y cinco por ciento más propensas a ser diagnosticadas con depresión que el conjunto de personas con la mejor condición. Aquellos en el tercio del medio fueron prácticamente veinticinco por ciento más propensos a desarrollar depresión que los que disfrutaban de la mejor condición.
En una investigación independiente (ciertos científicos participaron en los dos análisis), los estudiosos observaron si el ejercicio podría ser útil como tratamiento antidepresivo. En este análisis, publicado en el primer mes del verano en la Journal of Psychiatric Research, reunieron datos de veinticinco estudios anteriores en los que personas clínicamente diagnosticadas con depresión empezaron algún género de programa de ejercicio. Cada estudio debía incluir un conjunto de referencia que no hiciese ejercicio y fuera metodológicamente complejo en el resto de sus aspectos.
Los autores aseguraron que el conjunto de resultados probó de forma contundente que el ejercicio, de manera especial si es moderadamente extenuante —como pasear a gran ritmo o bien trotar— y supervisado (a fin de que las personas completen el programa) tiene un “efecto esencial y significativo” en la depresión. La salud mental de las personas tendió a prosperar de forma manifiesta cuando se sostenían físicamente activas.
El análisis final ofrece ciertas patentizas sobre el porqué. Publicado en el mes de febrero en Neuroscience and Behavioral Reviews, examina la bastante difícil cuestión de qué ocurre en nuestros cuerpos a lo largo de y tras ejercitarnos y de qué forma eso puede afectar y progresar nuestros estados anímicos. Los estudiosos examinaron veinte estudios anteriores en los que los científicos tomaron muestras sanguíneas de personas con depresión grave una vez que habían hecho ejercicio. Las muestras normalmente señalaron que el ejercicio reducía significativamente múltiples marcadores de inflamación y aumentaba los niveles de diferentes hormonas y otros bioquímicos que se cree contribuyen a la salud mental.
Sin embargo, los estudiosos asimismo advierten que la mayor parte de los estudios fisiológicos que examinaron eran demasiado pequeños y de cortísimo plazo, con lo que no se puede llegar a conclusiones firmes sobre el impacto del ejercicio sobre el cerebro y la tristeza.
Incluso de esta forma, estos 3 análisis presentan fuertes razonamientos a favor del ejercicio como un mecanismo para robustecer tanto la salud física como mental, aseveró Felipe Barreto Schuch, científico del ejercicio en el Centro Universitario La Salle en Canoas, Brasil, quien, así como Brendon Stubbs, maestro en King’s College en la ciudad de Londres, fue el creador primordial de todos y cada uno de los análisis.
Aún se precisan muchos otros ensayos para determinar la cantidad y el género de ejercicio ideales que puedan asistir tanto a prevenir como a tratar la depresión, afirmó el doctor Schuch.
De momento, recomendó a cualquiera que se sienta apabullado con lo que sucede actualmente, o bien con la vida generalmente, que vaya a correr o bien a dar una vuelta en bici. “El primordial mensaje” que sus colegas y mandan “es que la gente debe sostenerse activa para progresar su salud mental”.